12h Trackman Cycling Almería - 1ª etapa Copa España Ultrafondo (12-05-18)

La primera Copa de España de Ultrafondo se estrenaba el pasado sábado 12 de mayo en el circuito de velocidad de Almería, con una etapa de doce horas en la que participaban simultáneamente los ciclistas de todas las modalidades, para intentar completar el máximo número de vueltas posibles al trazado.

Imagen cortesía de Juani Mañas Photo

Una crónica distinta por causas extraordinarias

Quien escribe estas líneas cree tener una buena capacidad de narrar con objetividad cada una de las pruebas en la que está presente, la mayoría de ellas participando en las mismas.

Obviamente en este espacio se le presta una especial atención a corredores de la zona, cercanos, compañeros y sobre todo al equipo en el que milita quien escribe, algo que creo se entiende, y además está expresado con claridad de forma fija en la portada de esta web.

Sin embargo, esta competición, el 12h Trackman Cycling, por dos razones, va a ser contada de una forma totalmente personal, por dos razones.

La primera de ellas, por la gran complejidad de la prueba, a la hora de seguir su transcurso, al existir infinidad de categorías distintas, pero rodando en el circuito todas a la vez, así como dos modalidades, seis horas y doce horas, complicando aún más todo, y haciendo imposible para solo dos ojos poder ver y explicar todo lo que pasó allí durante tanto tiempo.

Y es sabido que el objeto de este sitio web no es hacer un mero repaso de los vencedores de cada modalidad, para eso ya están los enlaces a las clasificaciones.

La segunda razón, y más importante, es la manera en que el autor de estas líneas viviría la prueba, con mucha polémica, reclamaciones e incluso acoso, una cantidad de emociones que impedirían hacer una crónica y valoraciones objetivas.

Así por tanto, por esta vez cambia el estilo de redacción, y todo será contado de una manera personal, al estilo de un blog personal clásico. Avisados están todos.

Espectaculares 12 horas de ciclismo en un circuito de velocidad

Para entender bien esta prueba, hay que explicar un poco sus características, al tratarse de una competición algo compleja.

El recorrido, eso sí, muy sencillo: el circuito de velocidad de Almería. En pleno desierto andaluz. 3,62 kilometros por vuelta, con un asfalto ideal para rodar y tumbar la bicicleta, que permitía no tocar el freno.

Un circuito que presentaba algún ligero desnivel en la parte inicial y central, muy asequible las primeras horas, pero no tanto con el paso de las horas.

Se disputarían dos competiciones: 6 horas y 12 horas. La segunda, correspondiente a la novedosa Copa de España de Ultrafondo. Todos los corredores o equipos tomarían la salida a las ocho de la mañana, para terminar bien a las dos bien a las ocho de la tarde, según correspondiera.

Y dentro de cada competición (6 ó 12h)  convivían cuatro modalidades: individual (con distintas sub-categorías por sexo y edad), y dúo, tándem, equipos (de cuatro), todos estos con subcategorías por sexo (incluyendo mixtos).

Todo un popurrí de competiciones en una, que hizo complicado seguir a los rivales, especialmente en la primera mitad de la carrera.

Madrugón y salida tipo Le Mans

Allí nos presentamos mi compañero y yo, con las legañas en los ojos, y una densa niebla que amenazaba en el circuito a primera hora del día.
 
La temprana salida a las ocho de la mañana, nos "había obligado" a mi compañero y a mí a pasar la noche en un hotel cercano al circuito.

Nos habíamos apuntado a última hora a la modalidad dúo masculino del 12 horas. Bueno, en realidad lo hizo mi compañero Fran Robles, arrástrandome hacia esta bendita locura de dar vueltas al circuito como hamsters.

Nos apuntamos tan a última hora que ni aparecíamos en los listados de inscritos y provocamos un poco de "retención" en la recogida de dorsales al tener que revisarlo todo la organización.

Una vez todo en orden, preparamos nuestro "chiringuito" en la zona de boxes, con todo el avituallamiento necesario para ir recuperando a lo largo de las horas.

Hasta Almería me desplacé yo con unos cambios en la rueda trasera y sin haber comprobado prácticamente si realmente la bicicleta cambiaba bien las marchas, así que rápidamente me vestí para calentar un poco, mientras comprobaba que todo estaba correcto.

Imagen cortesía de foto-deporte.com

Y sí, a mí me tocaba hacer el primer relevo. Mi compañero, que viene de retomar entrenamientos hace bien poquito, tras un año parado, iría dándome relevos en función de cuándo fueran parando los demás, aunque procurando gastarse menos para no explotar.
 
Con bastante puntualidad y con la niebla levantando por suerte, se daba la salida tipo Le Mans
Es decir, con un compañero o asistente en un lado de la pista, y el corredor correspondiente en frente.

Con el pitido del árbitro todos los ciclistas salieron literalmente disparados hacia sus bicicletas, como si no quedaran horas y horas por delante...

Primeras horas en pelotón

Algo de fresco al principio debido a la humedad, y sorprendentemente muchos ánimos por parte de algunos participantes, que realizaban los primeros intentos de escapada.

El pelotón se lo tomaba con cierta calma en estas primeras vueltas, calentando musculaturas y cogiendo ritmo poco a poco.

Imagen cortesía de Carmen S.

A medida que levantaba el sol, iban creciendo los ánimos, y empezaban a producirse algunos ataques más serios.

Mucha vigilancia el el grupo, que no permitía escapadas, especialmente entre los a priori favoritos.

Así las cosas, comenzaba a marcharse a un ritmo más alto, pero a base de tirones e intentos de fugas, con mcha inconstancia.

Pasada la primera hora algunos ataques habían cuajado y ya había escapados por delante.

Para mí que no disponía de pinganillo, era imposible controlar a los rivales, saber si había alguno por delante.

Así las cosas la estrategia en este primer relevo fue guardar fuerzas, y rodar en la parte delantera, pero escondido.

Pasadas la segunda hora la situación no había cambiado mucho, a excepción del movimiento que había empezado a notarse en la zona de boxes, donde ya se hacían relevos en parejas y grupos.

Calculando el momento de entrar a hacer el relevo, y una vez avisado al compañero de hacerlo, decidí intentar marchar por delante en la vuelta del relevo para poder dar el testigo y que mi compañero saliera prácticamente sin perder distancia con el pelotón.

Con las fuerzas intactas, tras un par de intentos consecutivos, objetivo conseguido.

El andaluz cumple

Mi compañero Fran entra prácticamente a cola de un grupo todavía numeroso.

Repaso las clasificaciones, que se publicaban cada hora, y descubo qu euna de las parejas marcha escapada con bastante ventaja, mientras la mayoría rodamos en el pelotón.

Imagen cortesía de la organización.

Por nuestra parte, con el relevo salvado, Fran se dedica a rodar en el grupo y hace un relevo muy bueno, de una hora y media, por lo que nos metemos ya en cuatro horas de carrera aproximadamente.

En ese tiempo el representante de la pareja que marchaba escapada se junta con otro corredor de su mismo club, en otra categoría, y se entienden obviamente de manera perfecta en los relevos, ampliando más y más la ventaja hasta finalmente doblar al pelotón y ganar una vuelta.

Un pelotón en el que rodaba siempre en la parte delantera Fran, atento a tirones y cortes. Y un grupo que iba perdiendo ya más unidades.
 
El andaluz me da el relevo finalmente desde el grupo, por lo que cuando entro a pista tengo que intentar remontar un puñado de segundos sobre el pelotón, que sigue siendo numeroso.

Tras una vuelta rodando muy fuerte, en la que cuento con los relevos de otro ciclista, conseguimos reincoporarnos y cojo aire durante alguna vuelta.

Mis sensación en el retorno al circuito es que el pelotón marcha cada vez más lento, aunque por otro lado se están produciendo diversos ataques.

He entrado a pista con un plan y trato de llevarlo a cabo: atacar y conseguir abrir hueco, para tratar de rodar por delante de un pelotón que ahora parece lento, con la intención de encontrar colaboración entre alguno de los diversos ciclistas que marchan desperdigados por el circuito y quizás conseguir recuperar esa vuelta perdida en busca de disputar la victoria.

Se da la circunstancia de que hay gente muy fuerte que no está rodando en el pelotón, porque tras cuatro horas bien han fallado en el relevo bien han tenido que parar o se han escapado, etc.

Imagen cortesía de Juani Mañas Photo

La vuelta de la vergüenza

Ejecuto mi plan y ataco. En el grupo no hay concesiones y anulan el movimiento. Insisito una segunda vez, con el mismo resultado.

Pero me he guardado un punto para un tercer intento en una zona que pica para arriba, donde ahora sí suelto un fuerte arreón y consigo abrir hueco con el grupo.

Tras una vuelta muy dura para tratar de consolidarlo, consigo una ventaja de un puñado de segundos y a partir de ahí me marco un límite de pulsaciones alto pero sostenible.

Voy adelantando numerosos ciclistas, la ventaja se consolida por encima del medio minuto, pero queda mucho por delante y el desgaste podría ser hasta contraproducente.

En esas estamos cuando aparece por detrás otro corredor que ha saltado desde el pelotón. Es un corredor con bicicleta de triatlón, y me pasa como una exhalación, animándome a seguir su rueda.

Lo cierto es que llevaba unos minutos rodando con mucha intensidad y me agarro a su rueda, pero me lleva al límite especialmente en las zonas rápidas, hasta que poco a poco voy estabilizando el pulso y una vuelta después puedo darle algunos relevos.

Ahora caminamos extraordinaramiente rápido, gracias a los poderosos relevos de mi compañero de fuga y nuestra ventaja se amplía rápidamente con el pelotón, por encima de los 2 y 3 minutos.

Mantenemos ese ritmo y algunos corredores fuertes se acaban agarrando a rueda, cuando de repente empezamos a ver al grupo en algunas curvas... ¡estamos a punto de ganar vuelta!

Un último esfuerzo y finalmente, en muy pocas vueltas, eso sí, con un enorme esfuerzo, conseguimos doblar al pelotón.

Personalmente me ha supuesto una hora de esfuerzo a unas 170 ppm, es decir, prácticamente en mi zona 5 de pulso, la más alta.

Imagen cortesía de foto-deporte.com

Cogemos un poco de aire, pero no es fácil, queda menos de una hora para que termine la competición para los que están disputando el 6 horas y la cosa empieza a animarse bastante.

Los valientes del 6h finalizan en una última vuelta peligrosa, ya que muchas cosas se las jugaban al sprint, mientras rodaban junto a los de 12h, con la única separación de unos conos entre unos y otros en los últimos 100 metros a meta.

La sorpresa para mí llega después, cuando recién publicadas las clasificaciones, tras cumplirse esta sexta hora, en las que de repente aparecemos líderes, junto con el otro dúo, empiezan los problemas, unos problemas inauditos. Nada parecido visto por mí en muchos años de ciclismo.

Revuelo en el circuito

Un bonito recuerdo que nos llevamos, al haber rodado como líderes justo en el ecuador de la prueba.

Pero lo visto esto no entraba en los planes de algunos y de repente empezó a haber murmullos tanto en el circuito como en boxes.

Le paso el relevo a Fran, esta vez sin florituras, y el andaluz se tiene que dar un buen calentón para volver a entrar al grupo, pero lo consigue sin problemas.

Se vuelve a marcar un gran relevo, manteniéndose atento en un grupo que empeiza a ser cada vez más reducido.
 
Mientras tanto, en boxes, uno de los componentes del otro dúo que había ganado vuelta, me pregunta que cómo es posible que yo lleve una vuelta ganada, a lo que le respondo que "escapándome y dándome un buen calentón".

Mi respuesta por lo visto no le convence y me asegura que es imposible, que no lo ha visto, a lo que le respondo que siento que sea así, que no puedo decirle otra cosa, que revise mi Strava cuando acabemos.
Empiezan los murmullos en zona de boxes y a correr el tema por corrillos, teniendo que escuchar como nos inculpan frente a auxiliares y otros participantes de dúos.

Mientras tanto en la pista, Fran va notando detalles, como un ritmo duro y el uso de gregarios compañeros del club de nuestros rivales, para desgastarle cuando había recién entrado al grupo tras el relevo.

Imagen cortesía de Juani Mañas Photo

Esta segunda estancia en pista se le hace dura, pero aguanta muy bien como un campeón. Aproximadamente hora y media después me pasa el relevo, aunque ha terminado bastante cansado.

Yo con mucho esfuero vuelv a reintegrarme al grupo, donde se mantienen nuestros rivales en misma vuelta y aguantan otros tres dúos a una vuelta de distancia.

Acoso dentro y fuera de la pista

Se va calentando todo.

Nuestros rivales directos van confabulando con el resto de parejas rivales, señalándome ante todos como un tramposo.

Una de las otras parejas se acaba uniendo a la fiesta, y me increpa de la misma forma, tachándome de mentiroso.

Empieza un calvario, teniendo que soportar durante mucho tiempo voces dentro del pelotón, con lindezas tales como "mentiroso", "tramposo", "caradura" o "el mentiroso del Strava".

Trato de mantenerme al margen y dejo de hablar con estos personajes, pero veo que empieza una estrategia de vigilancia hacia mí tremenda.

Mientras tanto, esta gente se mueve en boxes, y ponen una reclamación a los árbitros. Cosa que me parece lo natural y de hecho es lo único que tenían que hacer si tenían dudas sobre lo que había pasado.

Tensión en boxes y tensión en la pista. Las parejas rivales se alían y de repente entran todas en la misma vuelta a hacer el relevo.

El grupo, ya más reducido, se frena y he de asumir el mando, por lo que me pongo a tirar fuerte, pero forman un grupo perfectamente acompasado y a relevos no tardan ni una vuelta en entrar.

Empiezo a acusar el esfuerzo. Debo entrar a hacer el relevo, pero ahora ya han entrado todos, están frescos, y complicarán que Fran pueda volver a entrar seguramente, ya que lo haría descolgado como ocurre en los relevos.

Además noto ojos que me miran constantemente. Una vigilancia y un marcaje tremendos. Y de vez en cuando continuan las voces y los insultos.

Dejo pasar alguna vuelta pero nada cambia. Así que me la juego y lanzo un ataque muy violento, el cual casi me permite llegar a boxes destacado, pero me cazan justo antes.

Imagen cortesía de Juani Mañas Photo

Quizás primer error táctico aquí, pues debería haner hecho aquí el relevo, pero en caliente no lo veo claro y decido seguir.

La fatiga crece, y ahora tengo rivales que están frescos porque acaban de entrar. Ponen un ritmo duro y siguen marcándome de cerca.

No veo el momento de entrar a boxes y estiro demasiado el relevo, un relevo que empezó con esa hora en zona-5.

Finalmente en un cambio de ritmo se hace un corte en el ya muy reducido grupo, y acabo cediendo, perdiendo contacto.

Con un puñado de segundos perdidos ahora sí debo hacer el relevo, pero todo se está complicando y poniendo feo.

Le explico rápidamente a Fran lo que ha pasado y le digo que trate de acabar, que yo no quiero seguir compitiendo con ese clima tan desagradable, y ya no por lo deportivo, sino por la extradeportivo.

Fuera de carrera

El bueno de Fran empieza a rodar, él todavía con ganas, pero con una distancia insalvable con un grupo que tira a relevos con rabia e imposibilita reducir espacios.

Por suerte en un momento dado Fran se encuentra con otro corredor que lleva un gran ritmo, y durante un gran número de vueltas se acopla perfectamente a su rueda manteniendo un ritmo fantástico.
 
Yo por mi lado, nada más bajarme de la bicicleta, me voy a buscar al árbitro y le explico con buenas palabras todo lo sucedido para poner en su conocimiento la actitud de sus rivales.

Un juez me dice que efectivamente ya han revisado todo, pero que no hay nada extraño y que no hay motivo para dudar de que hemos ganado esa vuelta al pelotón.

Nos interrumpe uno de los componentes de nuestra pareja "rival", que delante del árbitro me vuelve a increpar a voces, tachándome de nuevo de tramposo, y cargándose de razones, ya que "nadie me ha visto escaparme".

Le digo al árbitro que nos han fastidiado el día, que no se puede competir con tal acoso, y que yo me planto, que no corro más.

Árbitros, gente de la organización, hasta el speaker, van viniendo a visitarme para darme ánimos y decirme que no sea tonto y que haga mi carrera.

Una actitud digna de agradecer, y que pertenee a un ambiente ciclista que por lo demás fue fantástico entre todos los participantes a lo alrgo del día.

Ahora en frío uno lo piensa, y tienen mucha razón, pero en caliente y con el estado físico tan al límite no es fácil asimilar todas esas circunstancias negativas.

Me voy calmando con el paso de los minutos y al cabo de la hora, vendo pasar a mi compañero cada vuelta sufrir como un jabato, me doy cuenta de que no podrá acabar sin mi ayuda porque queda demasiado y me obligo a volver a prepararme para entrar a la pista por él.

No se merece que abandonemos porque él quiere acabar.

Fran Robles, rodando en solitario en la úñtima parte de la prueba.

Ya había cedido sobre el corredor que le llevaba a un gran ritmo y volvia a perder distancia cada vuelta respecto a los rivales, ya más de media vuelta sin duda, por lo que me pide el relevo.

Con más de siete horas y media, entra a boxes y me pasa el relevo. Entro de nuevo a la pista pero mi cabeza está fuera de carrera.

Pienso que prefiero rodar solo que en un grupo con indeseables. Sé que ya es casi imposible recuperar la diferencia, pero aún tengo margen para que no me doblen.

Así pues me pongo un ritmo alto, y me concentro para hacer una contrarreloj de algo más de una hora.

Empiezo a adelantar corredores y mantengo un buen ritmo, aunque en algunas partes del circuito veo que incluso sigo perdiendo algo de diferencia cada vuelta respecto al grupo donde marchan mis rivales.

Me encuentro con otro corredor, que compite en individual, y que empieza a pasarme relevos también a un ritmo muy bueno.

Empezamos a caminar bien y vuelvo a sentirme algo más a gusto en la pista, pero rápidamente se me pasa porque veo que el grupo rival cada vez se nos echa más encima.

Finalmente nos capturan, por lo que quedo en la misma vuelta que los las tres parejas rivales, que aún aguantan, y ya con vuelta perdida con los ahora líderes en solitario.

Ya nadie me habla ni grita, pero veo que van a muerte y a hacer daño, metiendo cuneta cuando el viento sopla lateral y apretando en los repechos.

Me encuentro mal hace horas con problemas de digestión, de los que tiempo después ya sé la razón, un culotte nuevo, cuya banda se me clava en el estómago y no me deja hacer la digestión correctamente.

También empiezo a tener un problema en los pies, dándome una especie de rampas entre los dedos.

El cuerpo ya no responde como querría y en mi terreno, en una ligera rampa ascendente, hacen un cambio de ritmo y se me van unos metros.

Cuando se dan cuenta aprietan a muerte y se hace imposible recuperar, por lo que se van alejando poco a poco, mientras que yo me quedo en un corte con varios corredores que compiten en individuales, que van a lo suyo y no me dan relevo.

Sigo un poco más y pronto entro a boxes para dar por finalizada mi participación, dejando a Fran los últimos 50 minutos.

Una experiencia inolvidable

El andaluz hace su último relevo con nuevas fuerzas, y vuelve a dar el callo, manteniendo un buen ritmo.

Yo hace tiempo que tengo la cabeza fuera de la competición en sí. Me voy acomodando. No como apenas porque tengo el estómago fatal, me alivio los pies, y pronto estoy en la barrera dándole ánimos a mi compañero.

Las últimas vueltas pasan lentamente desde el paddock, pero finalmente Fran hace su último giro y conseguimos completar la prueba tras 12 horas cargadas de esfuerzos, emociones y mucho mucho sufrimiento físico y psicológico, además del consabido acoso sufrido que nos suponia un desgaste adicional.

Nos damos un abrazo y celebramos por todo lo alto nuestra gran victoria que es terminar nuestra primera prueba de ultrafondo, algo que no habíamos ni preparado, simplemente era un "puntazo".

Imagen con un corredor que volaba por el circuito, muy simpático, el señor Ley

A posteriori nos enteramos que una de las parejas rivales había explotado hasta el punto de que la habíamos adelantado sin saberlo, y que otra apenas nos sacó un minuto y medio, ya que también había cedido de lo que quedaba de grupo.

Por tanto, finalmente nos alzábamos con una cuarta posición en la primera etapa de la Copa de España de Ultrafondo, algo que nos parece muy meritorio, pero que también habla de que el nivel no es excesivamente duro en esta primera edición.

Foto con la subcamepona individual 12h y fantástica Srta. Ródenas.

Gran experiencia, y un buen ambiente que hubiera sido fantástico y excepcional, de no ser porque en lo personal nos lo truncaron cuadtro idiotas.

Agradecimientos por nuestra parte a toda la organización, impecable, árbitros, cercanos y justos, y al resto de ciclistas, un ejemplo de deportividad y compañerismo, ya que compartimos buenos momentos y gestos con gran número de ellos.

Enlaces de interés

Clasificaciones completas [PDF], RFEC
Ficha del 6/12h Trackman Cycling, en RFEC
Web oficial del organizador, Trackman Cycling
Página de Facebook del organizador, Trackman Cycling
Web oficial de la Copa de España de Ultrafondo, de la RFEC

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